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Novena Edición

EDITORIAL

Por: Paola Muñoz

En el año 400 a.C. los griegos se preguntaron cómo crear un sistema político en el que lo necesario para vivir bien sea disfrutado por todos los ciudadanos. Con base en las reflexiones de su maestro, Sócrates, Platón diseñó una ciudad ideal en la que los problemas de la humanidad estuvieran resueltos. Su propuesta quedó plasmada en La República.

Platón nació en Atenas en la época en la que el Partenón era considerado uno de los máximos logros de la democracia, pero también en la que la guerra del Peloponeso ocasionó la muerte de casi la mitad de la población ateniense. La brutalidad, corrupción y ambición desmedida de la que fue testigo lo llevó a proponer una ciudad gobernada por la sabiduría en lugar del poder. 

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Para algunos la visión de Platón es irreal e insensata, ya que ven como utópica la posibilidad de estructurar una sociedad sabia y justa. Al pensar en referentes actuales, la visión hegemónica nos lleva al planteamiento de que todos los seres humanos fuimos creados iguales, pero esa igualdad hoy en día es invisible en varios temas. Las personas con mayores posibilidades de votar, de acceder a la justicia, de vivir en un entorno óptimo para su desarrollo y bienestar en el mundo siguen siendo las que no tuvieron que luchar por esos derechos. La segregación es racial, social, urbana… y se da como resultado de prejuicios y estereotipos, pero también por la implementación de leyes y/o políticas públicas.

 

En esta edición de Tres Puntos buscamos reflexionar sobre ese vocablo que se ha vuelto imprescindible en la concepción de una sociedad justa y equitativa, la democracia, partiendo de una pregunta base: ¿es posible vivir en un mundo guiado por la justicia y la equidad? Desde varios enfoques que buscan aportar a su visión dejamos que ustedes respondan a esa interrogante, cuestión no menor en un momento en el que ese sistema de gobierno se asume como un logro alcanzado.

Al contrario de la visión dominante, Platón edificó su Estado ideal sobre la premisa de que todos somos diferentes. Su reflexión partía del supuesto de que fuimos creados para diversos propósitos. Nuestra discusión versa, entonces, sobre la disputa por la equidad. Somos distintos, pero ¿todos tenemos garantizados nuestros derechos?, ¿sirve de algo considerar la propuesta de los griegos si es inalcanzable? 

El fallecido cineasta Fernando Birri decía que la utopía está en el horizonte: “Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos, y el horizonte se corre diez pasos más allá. ¿Para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para caminar”. 

 

Bienvenidos, bienvenidas, bienvenides.

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