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Entender la crisis del agua: el primer paso para revertirla


Alejandra González Berrueto


Licenciada en Derecho por la Facultad Libre de Derecho de Monterrey; estudiante de maestría en Amparo por la Universidad Autónoma de Nuevo León; abogada consultora en Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey





Es viernes por la tarde y sucede un milagro: chubascos en pleno verano. La lluvia me genera una sonrisa, me quedo anonadada contemplándola y trato de recordar cuándo fue la última vez que vi llover. La ciudad ha padecido tanto su ausencia que olvidé que antes un chubasco a media tarde podía considerarse como una molestia, una lluvia en viernes significaba caos vial, calles inundadas y mucho tráfico.

Sin embargo, la lluvia de este viernes es un respiro, un pequeño símbolo de tranquilidad en un momento de escasez e incertidumbre. Un respiro muy necesario para un estado que ha vivido la peor crisis hídrica de su historia.

Si bien septiembre —entregué este artículo a finales de agosto— promete las anheladas lluvias que tanta falta hacen, es importante saber que desde 2016 se ha presentado un déficit que ha empeorado a la par del proceso de desarrollo y crecimiento que define a Nuevo León.

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A lo largo del año hemos tenido que atestiguar la dramática agonía de las presas de La Boca y El Cuchillo, situación que ha dificultado el acceso al agua potable para sectores enteros y que hace evidente las desigualdades infraestructurales y urbanas que conforman a la ciudad de Monterrey.


La crisis hídrica nos ha obligado a cuestionarnos la veracidad detrás de la narrativa de un estado que se ve así mismo como una historia de éxito a partir de su desarrollo industrial: ¿Es sostenible el acelerado crecimiento de Nuevo León? ¿Cómo es que dejamos de seguir el agua? ¿Algún día volveremos a encontrarla?


La composición hidrológica de Nuevo León: se ubica al norte del país, tiene una superficie de 64 mil 156 km2, un 3.3 % del territorio nacional; cuenta con una población de 5 millones 784 mil 442 habitantes y el 96 % de esta vive en localidades urbanas. La distribución de la superficie en la entidad es principalmente semiárida y ocupa un 63.4 % de la extensión, seguida de un 23.9 % de superficie árida y un 12.7 % de extensión templada. Asimismo, la Conagua ha establecido que durante el periodo de 1981-2010, Nuevo León presentó una precipitación media anual de 542mm, lo cual ubica a la entidad en una zona con una oferta limitada de agua.

El desarrollo económico, social, cultural y político en Nuevo León gira entorno al Área Metropolitana de Monterrey (AMM), que está compuesta por los municipios de Apodaca, García, General Escobedo, Guadalupe, Juárez, Monterrey, San Nicolás de los Garza, San Pedro Garza García y Santa Catarina; su zona conurbada, por otra parte, la componen los municipios de Cadereyta de Jiménez, El Carmen, Ciénega de Flores, General Zuazua, Salinas Victoria, Santiago y Pesquería.

El AMM tiene una superficie aproximada de 3 mil 456 km2, lo que implica que su extensión geográfica es menor al 6 % de la superficie total de Nuevo León.

Si bien la entidad —en particular su Área Metropolitana— ha sido definida como una de las principales potencias económicas del país, actualmente enfrenta una serie de fenómenos medioambientales que afectan directamente la integridad física de sus habitantes y amenazan con detener el acelerado desarrollo industrial y económico que le caracteriza.

Dentro del contexto de desequilibrio ambiental, la crisis hídrica ha causado una angustia colectiva al observar que las principales presas que abastecen al AMM han reportado los niveles más bajos en su historia.

Es innegable que la escasez de agua es uno de los mayores retos que ha afrontado Nuevo León en su historia y por eso también es fundamental comprender algunas de las causas que han contribuido al déficit de agua disponible: el cambio climático, los hábitos de consumo tanto de la población como del sector agrícola e industrial y un acelerado desarrollo urbano.


De acuerdo con los datos reportados por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) en su Registro Público de Derechos de Agua (REPDA), el principal volumen de agua concesionada en Nuevo León se destina a uso agrícola, seguido por el abastecimiento público (uso urbano/público), industrial y las termoeléctricas.



El artículo 27 constitucional determina que las aguas comprendidas dentro del territorio nacional corresponden al país y sólo la federación tiene el derecho de transmitir su dominio. Por lo tanto, la Conagua es el órgano administrativo federal facultado para otorgar concesiones para la explotación, uso o aprovechamiento de aguas nacionales.

El hecho de que la mayor cantidad de agua concesionada en Nuevo León se destine para fines agrícolas, demuestra una grave problemática: el privilegio de intereses privados sobre el derecho humano al acceso y disposición de agua potable.

En cuanto al 13 % del agua concesionada al uso de abastecimiento público: la crisis por falta de agua ha evidenciado un consumo desigual y francamente irresponsable por parte de algunos municipios del AMM.

Empero, esta situación no es exclusiva de Nuevo León: desde febrero de 2018, la Conagua reportó a través de su Monitor de Sequía que México presenta un aumento en las áreas afectadas con uno o varios niveles.

Al 15 de abril de 2022, Conagua reportó que el 53.25 % del territorio presentaba algún nivel de sequía, lo que implica un alarmante aumento de 7.24 % en comparación con los niveles reportados al 31 de marzo de este mismo año.


Actualmente la cifra se ha reducido a 26.5 % de municipios con sequía, sin embargo, los datos aún son alarmantes dado que en el 74.5 % de los municipios en Nuevo León se presenta escasez.





Asimismo, información de Conagua reporta que uno de los Organismos de Cuenca con mayor afectación por sequía es el Organismo Río Bravo —el cual abarca parte del Estado de Chihuahua, Durango, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas— con un 22.1 % de su área afectada con sequía extrema, 26.7 % con sequía severa y 20.2 % con sequía moderada, mientras que el 69 % del Organismo presenta algún nivel de sequía.

El cambio climático, los hábitos de consumo tanto de la población como del sector agrícola e industrial y un acelerado desarrollo urbano del AMM son factores determinantes de la problemática que atraviesa el estado.

Además, las condiciones geográficas de la entidad la convierten en una región propensa a presentar contextos de escasez de agua. Los climas secos o semi-secos extremos predominan en la región y generan su ausencia constante.


El 68% de la entidad presenta un clima seco y semi-seco; el 20 % presenta un clima cálido subhúmedo y se encuentra en la región perteneciente a la Llanura Costera del Golfo Norte; el 7 % presenta un clima subhúmedo y se localiza en las partes altas de la sierra; y el restante 5 % presenta un clima muy seco hacia la Sierra Madre Occidental.

Respecto a la oferta de agua, el Área Metropolitana de Monterrey y su área conurbada se ubican dentro de la Región Hidrológica 24 Bravo-Conchos, lo que significa que esta es una región semidesértica con poca disponibilidad natural de agua, debido a la precipitación escasa e irregular tanto en tiempo como en espacio.

El abastecimiento actualmente proviene de fuentes superficiales y subterráneas. Desde la entrada en operación de la presa El Cuchillo en 1994, el suministro del agua para la entidad proviene en un 60 % de fuentes superficiales y el 40 % restante de fuentes subterráneas.

En la red de agua potable actualmente se mantiene una oferta de 12.77m3/s, donde más de la mitad del agua se obtiene de las presas Cerro Prieto y El Cuchillo, que se ubican a más de 100 km de distancia. De conformidad con el resultado del último censo a la fecha, se consumen diariamente 270 litros por habitante, sin tomar en consideración la distribución de dicho consumo.


Sin embargo, este último se ha reducido recientemente a raíz de ciertas medidas como el racionamiento, la prohibición de ciertos usos comerciales con agua potable y una cultura de ahorro impulsada por Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey.

Las cifras referidas reflejan la problemática de escasez de agua en la entidad, ya que lo establecido por la Gerencia de Normas Técnicas de la Conagua y considerando tanto la población del Área Metropolitana como la demanda de agua, la dotación diaria recomendada es de 300 litros por habitante, lo que evidencia un déficit de 30 litros diarios por habitante y 1.84 m3/s.


Dicha dotación supera el mínimo vital recomendado por la Organización Mundial de la Salud (en adelante, OMS), es decir: la demanda de agua del Área Metropolitana es insostenible.

Lo anterior resulta alarmante al considerar que la proyección de crecimiento poblacional del AMM para el período 2010-2030, realizada por la Conapo, indicaba que los habitantes para el año 2030 serían aproximadamente 5 millones 546 mil 218, lo que representaba un crecimiento de alrededor 986 a comparación del año 2010. Sin embargo, el crecimiento ha sobrepasado las proyecciones de la Conapo dado que el último censo poblacional encontró que en 2020 los habitantes de Nuevo León era de alrededor 5 millones 784 mil 442 habitantes.

¿QUÉ HACER?

Los pronósticos de lluvia no son del todo favorables considerando que a nivel mundial estamos viviendo un fenómeno de sequía generalizada, y es evidente que esta situación nos obliga a replantear nuestra relación con el agua y la forma en que la consumimos.

Recientemente se han discutido una serie de proyectos a corto, mediano y largo plazo en torno al Plan Maestro para Garantizar el Agua de Nuevo León; una de las acciones más discutidas es la posibilidad de crear plantas desalinizadoras en Nuevo León, tomando como ejemplo a Tamaulipas, el estado vecino.

No obstante, la posibilidad de desalinizar el agua de Tamaulipas u otros estados vecinos no sólo es sumamente costosa, sino que impacta en gran medida al medio ambiente, pues consumir grandes cantidades de energía, generar residuos tóxicos que contaminan el océano y mares, representa una amenaza para organismos marinos.

Resultaría absurda la promesa de garantizar agua cuando los mares que ayudarían a abastecer a la población están contaminados. Esto causaría una mayor afectación al ya dañado medio ambiente. Las soluciones o acciones de mitigación del déficit de agua tienen que ser sustentables y medio ambientalmente viables.

Es así que un sistema de reuso indirecto de agua promete ser una posible solución a la crisis que vivimos al conservar las fuentes de agua actuales, fomentar un uso responsable del líquido e inclusive puede conllevar un menor costo en la infraestructura necesaria para su tratamiento.

Las decisiones en torno a garantizar nuevas fuentes de abastecimiento para Nuevo León definirán el futuro social, económico y medioambiental para sus residentes. Esperamos que por primera vez en la historia tomemos decisiones que privilegien el acceso universal al agua para todas y todos. El respeto por el medio ambiente ayudará a sanar los estragos de un histórico desarrollo irresponsable.


REFERENCIAS:


  • INEGI (2020). Censo de Población y Vivienda 2020 . 14 de junio de 2022, de Instituto Nacional de Estadística y Geografía Sitio web: https://www.inegi.org.mx/programas/ccpv/2020/

  • CONAGUA (2016). Estadísticas del Agua en México. 31 de agosto de 2022, de la Comisión Nacional del Agua Sitio web: http://201.116.60.25/publicaciones/EAM_2016.pdf

  • Es relevante conocer la composición geográfica del Área Metropolitana de Monterrey y distinguirla de sus áreas conurbadas dado que existen importantes diferencias en cómo se lleva a cabo la planificación territorial, desarrollo urbano e inversión estatal en la zona metropolitana versus áreas conurbadas.

  • INEGI (2017). Anuario estadístico y geográfico de Nuevo León 2017. 05 de junio de 2022, de Instituto Nacional de Estadística y Geografía Sitio web: https://www.datatur.sectur.gob.mx/ITxEF_Docs/NL_ANUARIO_PDF.pdf

  • A comienzos de febrero de 2022, el Gobierno del Estado de Nuevo León reportó que la Presa Cerro Prieto contaba con una capacidad de 9.88%, la Presa La Boca con 25.28% y la Presa El Cuchillo con un 53.98%, implicando que el Estado de Nuevo León contaba con un volumen almacenado en conjunto de 44.16%, resultando insuficiente para garantizar el abastecimiento de agua a la población.

  • A la fecha de redacción del artículo, Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey reportó que la Presa Cerro Prieto contaba con una capacidad de 5.21% y La Boca presentaba un 11.74%, implicando que dentro de 25 días naturales tendría que “cerrarse” la llave de ambas presas.

  • CONAGUA (2020). Volumen concesionado para usos consuntivos. 24 de agosto de 2022, de Registro Público de Derechos de Agua. Sitio web: http://sina.conagua.gob.mx/sina/tema.php?tema=usosAgua&ver=reporte&o=0&n=regional#&ui-state=dialo

  • CONAGUA. (2022). Monitor de Sequía en México. 15 de agosto de 2022, de Servicio Meteorológico Nacional Sitio web: https://smn.conagua.gob.mx/es/climatologia/monitor-de-sequia/monitor-de-sequia-en-mexico

  • CONAGUA. (2022). Monitor de Sequía en México. 24 de junio de 2022, de Servicio Meteorológico Nacional Sitio web: https://smn.conagua.gob.mx/es/climatologia/monitor-de-sequia/monitor-de-sequia-en-mexico

  • Fondo de Agua Metropolitano de Monterrey. (2019). Plan Hídrico Nuevo León 2050. 22 de junio de 2022, de FAMM Sitio web:

  • ídem

  • CONAPO. (2012). Proyecciones de la población de México 2010-2050. Ciudad de México: Consejo Nacional de Población.


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