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El contagio también ha sido mediático. Un análisis sobre la cobertura informativa.


Por: Guillermo Zenizo Lindsey

Coordinador de Comunicación del Consejo Nuevo León para la Planeación Estratégica; Maestro en Desarrollo Organizacional y Cambio por la Universidad de Monterrey y Máster en Periodismo de Agencia por la Universidad Rey Juan Carlos y la Agencia EFE.


Así como la pandemia por la COVID-19 hizo más evidentes carencias en desarrollo social y salud en el país, lo mismo ocurrió con los medios de comunicación, al aumentar sus retos en términos de credibilidad y de sostenibilidad económica. Su cobertura de la situación, que ha sido crucial para la población, nos permite reflexionar sobre algunas de sus áreas de oportunidad que quedaron evidenciadas.


Los grandes medios tradicionales comenzaban a ser más confiables para la población respecto a años anteriores, de acuerdo con el Barómetro de la Confianza de Edelman, que durante dos décadas ha elaborado esa agencia global de comunicación y mercadotecnia.

En su edición 2020, lanzada en enero y actualizada en mayo, reportó para México un índice de confianza de 60 (de un máximo de 100) para los medios, frente a 53 en 2019, que a su vez había aumentado respecto a un año atrás.


Para Edelman, “la búsqueda de información veraz sobre la pandemia ha hecho que la confianza en las fuentes de noticias alcance niveles nunca observados”[1]. Aun así, los resultados evidenciaron la necesidad de contar con un buen periodismo, además de aumentar la demanda de voces expertas: 81% manifestó preocupación por noticias falsas sobre el coronavirus y una de cada dos personas consideró que ha sido difícil encontrar fuentes confiables.


En cuanto a la transmisión de información fidedigna, los periodistas están al mismo nivel que los representantes del Gobierno y el presidente (55-54 %), los tres en los niveles más bajos, a diferencia de los científicos (91 %), expertos en salud (88 %), médicos (87 %) y funcionarios de la Organización Mundial de la Salud (83 %).


Esta reanimación de la confianza en las empresas mediáticas tradicionales reportada para 2019 y 2020 es entendida por el politólogo Gilberto Miranda Jiménez, director de Altius Consultores, por el desgaste de las fake news y de las redes sociales como plataformas en las que no se puede confiar por completo.


“La ciudadanía estaba volteando hacia lo conocido”, detalla, “eso se intensificó con la pandemia, porque los medios se volvieron la caja de resonancia de fuentes oficiales, desde la OMS, el Gobierno federal hasta las autoridades estatales, además de tomar el pulso de la ciudadanía”.


LOS PERIODISTAS, ENTRE DOS FRENTES


Aunque en casos puntuales pudieron aplicar esquemas de trabajo desde casa o apoyarse en videollamadas, las empresas de la comunicación fueron de las pocas que, además de permanecer operando, incrementaron su actividad, pues esta se volvió esencial para informar continuamente a sus públicos.


“Mientras el ciudadano se resguarda, el periodista tiene que seguir saliendo a la calle”, resume Humberto Castro Arévalo, subdirector del área Local del periódico El Norte, la que considera como su “obligación ética y moral de exponer lo que está pasando”, así como su convicción profesional que resume en la frase “El periodismo sin profundidad es un periodismo incompleto”.


Así que, además del desafío de exponerse a un agente muy contagioso, que generó temor e incertidumbre entre los propios profesionales de la información —varios de ellos, principalmente los freelance o independientes, sin cobertura médica— el otro reto fue la obtención de información que, salvo por cifras y alguna facilitada por las autoridades, fue escasa en cuanto al cierre de diversos sectores y a la vez inmensa en cuanto a la marea de información proveniente de todas partes del mundo, en ambos casos monotemática.

La emergencia de salud acumuló la atención de los espacios informativos y de todas sus secciones en Nuevo León, sobre todo a partir del 11 de marzo, cuando, al mismo tiempo que la OMS declaró la pandemia, se reportaba el primer caso de la COVID-19 en el estado.

De tener una presencia ocasional, la Secretaría de Salud del Estado y su titular, Manuel de la O Cavazos, fueron presencia cotidiana en medios, más cuando a partir de abril se instituyó la conferencia de prensa diaria de las 15:00 horas para actualizar sobre la situación sanitaria, que al 18 de agosto contabilizaba 130 días continuos, la versión local de lo que a nivel federal encabezó Hugo López-Gatell Ramírez, subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud.


Para Consuelo Treviño Garza, subsecretaria de Control y Prevención de Enfermedades de Nuevo León, y quien en ocasiones ha presidido la rueda de prensa estatal o acompañado a su jefe en ella, califica como “excelente” la cobertura que se le ha dado, por permitir que la sociedad “pudiera tener de primera mano la información y un termómetro de lo que pasa”.

Además de transmitirse en directo por la televisión pública del Estado y por Facebook, ha sido el evento del día más atendido por las y los reporteros; de manera presencial hasta que se hicieron solamente virtuales tras un brote de contagio a finales de mayo entre las y los reporteros que la cubrían cotidianamente, como también ocurrió con algunos de los voceros estatales alternos.


“Los medios de comunicación juegan un papel predominante en el manejo de la pandemia, en el sentido de que pueden ser colaboradores y aliados, y han sido aliados; han sido muy buenos aliados para ayudar a difundir, a dar información con veracidad”, expresa.

Una muestra de la responsabilidad social mediática fue su apoyo en difundir las indicaciones sanitarias, de prevención, de higiene y de seguridad, lo que generó para Miranda Jiménez un impacto positivo en el comportamiento social, apoyado por el que considera el gran acierto comunicacional del Gobierno federal: el concepto de “sana distancia”, que quedó en el imaginario colectivo.

ALGUNOS SIGNOS MEDIÁTICOS


En el lado contrario, el recuento puntual de número de casos llegó a derivar en una cuestión mecánica, más que analítica, que hizo que se perdiera la dimensión, el contexto y el factor humano. “Los medios entraron en una misma dinámica de repetición de información o repetición de cifras sin cuestionarse por qué”, sentencia Miranda Jiménez.


De acuerdo con Daniela Mendoza Luna, directora general de Verificado, se hizo evidente la necesidad de contar con suficiente periodismo científico, que explique que los diferentes procesos de la ciencia no son lineales, a diferencia de la mayoría de las informaciones cotidianas.


“No hemos sido capaces todos de hacer entender a la gente que esto cambia, sino que avanza, retrocede, se mueve, conforme a un montón de factores, estamos acostumbrados a ver las cosas en blanco y negro”.


En este terreno señala que se notó la falta de especialistas y, por el deseo de algunos de tomar protagonismo o diferenciarse de sus competidores, hubo quienes hablaron de temas que desconocían, como tratar de interpretar ensayos clínicos; asimismo, algunos fallaron al seguirle el juego a la oposición política en aras de cuestionar a las autoridades, querer ser paladines de la verdad o crear expectativas de cura.


En contraste, aunque dice reconocer la gravedad de la situación, Luis Padua Viñals, director editorial de El Horizonte y de Noticias de TV Azteca Noreste, difiere en que pueda haber una sola voz o autoridad, pues no todos los países ni todos los Gobiernos han adoptado las mismas políticas a pesar de las recomendaciones expertas de la OMS.


“Donde nos parece que hay un margen de discusión y de debate editorial es qué interpretas de lo que está pasando y qué medidas aplicas, es donde nosotros hemos buscado abrir la polémica y abrir voz a posturas distintas”, justifica.


Eso fue evidente en cómo, al tener una clara postura contra cualquier cierre y su consecuente afectación económica, destacaron en notas y su columna editorial Protágoras el caso sueco[2], donde no se aplicó un confinamiento. Claro que esa mirada sobre el país europeo no incluyó la confesión del ideólogo de ese modelo, que tuvo que reconocer que Suecia experimentó una tasa de mortalidad mucho más alta que sus vecinos más cercanos y sus ciudadanos tuvieron prohibido cruzar sus fronteras[3].



Pero los casos más ilustrativos de esa política editorial fueron difundir remedios contra la COVID-19[4], la sospecha de que se estaban atribuyendo al coronavirus la mayor cantidad de muertes para inflar cifras y el relato del llamado “Evento 201”, organizado por Johns Hopkins, el Foro Económico Mundial y la Fundación Gates en octubre de 2019, poco antes de que se dieran los primeros casos, a fin de planear qué hacer ante una pandemia viral “altamente transmisible”[5], lo que alimenta teorías conspirativas.


“A nosotros nos ha parecido muy importante incluir a diferentes voces, incluso algunos que chocan con una ‘visión dominante’ o aceptada por las principales instituciones de salud, o muchos Gobiernos en el mundo, incluida la postura de la OMS”, explica Padua Viñals. “Es una decisión editorial difícil, porque no puedes obviar el cuestionamiento de cuando tienes dos informaciones contrapunteadas y puedas generar un efecto no deseado”.


Al respecto, Mendoza Luna y Miranda Jiménez resaltan el riesgo que existe en darle voz a cualquiera con tal de verse crítico o seguir el falso dilema de guiarse por lo que pide el público.


“Corres el riesgo de que ese tipo de ángulos sean magnificados en redes y no necesariamente analizados por la ciudadanía”, apunta el especialista en comunicación política.


LA CARTERA, EL SÍNTOMA INMEDIATO


En cuanto a los retos económicos, como en cualquier otra organización y con sus respectivos costos, la pandemia obligó a aplicar protocolos y medidas sanitarias, adaptar instalaciones y estudiar lo que ha hecho en otras partes del mundo que sufrieron previamente estos efectos. En el caso de los periódicos, hubo que aclarar que era seguro seguir hojeando sus páginas, pues no transmitían el coronavirus.


Pero la principal afectación que tuvieron fue en ingresos por publicidad, que es una de sus principales fuentes de financiamiento, provocado por el cierre o suspensión general de actividades principalmente de los negocios considerados como no esenciales, lo que les motivó a hacer recortes y reducir el número de páginas y de circulación, en el caso de los impresos.


Se conoció de ajustes de personal entre mayo y junio en Grupo Reforma y, en Nuevo León, al menos en Epsilon Media (ABC Noticias y Grupo Radio Alegría) y en Avalanz (El Horizonte y TV Azteca Noreste). Una consecuencia general de este tipo de situaciones es que quienes quedan dentro a veces tienen que sacar adelante el mismo trabajo que antes se hacía con más personas.


Otro cambio que se dio en esta temporada fue que Milenio Monterrey y El Horizonte dejaron de imprimirse para el domingo y el fin de semana, respectivamente. Este último, que estuvo un mes sin salir en papel, pero siguió “circulando” en digital, estrenó diseño el jueves 21 de mayo y, al día siguiente, inició su esquema de edición fin de semana, para dejar de circular sábados y domingos. Milenio hizo lo propio el sábado 27 de junio.


Si bien la crisis de ingresos publicitarios lleva varios años, esta emergencia incrementó sus efectos tanto a chicos como a grandes. “No ha dado el negocio de la misma manera que como estaba ocurriendo”, reconoce Padua Viñals.


Ejemplo de lo anterior fue que uno de los seleccionados para la ayuda financiera lanzada por Facebook y el Centro Internacional para Periodistas fue El Universal, Compañía Periodística Nacional. Este periódico, que tradicionalmente ha tenido uno de sus sustentos financieros en los avisos de ocasión, fue una de las seis empresas de México, de un total de 44 de 12 países, que seleccionó el Programa de apoyo COVID-19 para organizaciones de noticias de América Latina para recibir entre 10,000 y 40,000 dólares.


Este fondo está dedicado a reforzar la cobertura acerca de la pandemia, combatir la desinformación, invertir en tecnología y construir modelos de negocio basados en ingresos de lectores. Los otros cinco mexicanos fueron los digitales Homosensual y Plumas Atómicas, así como los regionales Debate, de Culiacán, Sinaloa; Unión Editorialista (El Informador), de Guadalajara, Jalisco; y La Verdad, Periodismo de Investigación, de Ciudad Juárez, Chihuahua.


Francisco González Albuerne, presidente ejecutivo de Grupo Milenio, refirió el 27 de junio en un artículo publicado en su periódico sobre esta “difícil situación que viven las empresas tradicionales de medios de comunicación a nivel global”[6].


“Las reglas del juego cambiaron desde hace tiempo y estas empresas se ven sometidas a una enorme presión por varios motivos, entre los que resaltan: la fragmentación de audiencias, la multiplicación de la oferta de generadores de contenidos con tecnología disruptiva, el paradigma de la transformación digital y sus implicaciones económicas, el enorme desafío del manejo del big data, el empleo sofisticado de herramientas de programación y el uso de algoritmos, entre otros”.


Miranda Jiménez sentencia que el periodismo ha fallado en comunicar su valor social, en términos prácticos y económicos, lo que se ha vuelto un círculo vicioso grave, por devaluar la producción periodística. “Gran parte de la población asume que no debe pagar por la información, pero sí lo hace por la cuenta de Netflix y de Spotify”.


Así, uno de los grandes pendientes, para el que paradójicamente ahora existe la oportunidad, es la necesaria reinvención del modelo de negocios en momentos en que la información de calidad, verificada, analizada e incluso diferenciada se ha revalorado y es indispensable para comprender mejor lo que ocurre.


De no encontrar solución a esto, la cura para esta crisis económica de los medios se ve lejana y, con ello, la posibilidad de tener un periodismo más sano, que requiere una inversión significativa, sobre todo en el imprescindible capital humano.

 

Referencias [1] https://www.edelman.lat/estudios/update-del-edelman-trust-barometer-2020-confianza-y-la-pandemia-de-covid-19 [2] La siguiente es una relación, sin pretenderse exhaustiva, que ilustra la postura a favor del modelo sueco: Disciplina social, así 'combaten' en Suecia el coronavirus mientras continúan su vida social y económica”, El Horizonte, 26 de marzo de 2020. Suecia decide no 'quedarse en la casa'” y “¿Conviene a México el modelo de Suecia?”, El Horizonte, 12 de abril de 2020 ¡Urge estudiar a Suecia!”, El Horizonte, 13 de abril de 2020 Explican camino de Suecia: parar todo ‘es peor’; economista defiende modelo”, El Horizonte, 18 de abril de 2020 Modelo Suecia’, la otra opción contra el coronavirus; toma fuerza estrategia nórdica”, El Horizonte, 4 de mayo de 2020 COVID-19: "Confinamiento no sirve de nada; Todos se van a contagiar” dice epidemiólogo sueco”, El Horizonte, 11 de mayo de 2020 ‘Cuarentena fue un error’, afirma ganador del Nobel ; Michael Levitt pide revisar modelo”, El Horizonte, 11 de mayo de 2020 Suecia, país que se negó al confinamiento tuvo menor "bajón económico"”, El Horizonte, 6 de agosto de 2020 [3]Coronavirus en Suecia: la sincera admisión del epidemiólogo que lideró la polémica estrategia de Suecia contra la pandemia”, BBC Mundo, 3 de junio de 2020 [4]Médico regio dice tener la cura contra COVID-19 con Ivermectina, Hidroxicloroquina y ¡gárgaras de agua con sal!”, El Horizonte, 8 de julio de 2020 [5]Simularon la pandemia ¡2 meses antes!” y “La tenebrosa coincidencia del ‘Evento 201’”, El Horizonte, 3 de abril de 2020. [6] “Estamos listos”, Milenio Diario, sábado 27 de junio de 2020.

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